Historia de la Miel
El ser humano consume miel desde antes de saber leer y escribir, que es tanto como decir desde casi siempre. Existen registros de su presencia unos 7.000 años antes de Cristo, concretamente uno de los más destacados lo tenemos en las cuevas de la Araña (Bicorp, Valencia) donde se puede apreciar un recolector de miel silvestre encaramado a un árbol para robarle el preciado líquido de vida a las abejas.
Los Egipcios son la primera gran civilización imperial de la que tenemos datos concretos sobre cómo utilizaban la miel de forma habitual y programada. En el Papiro de Tebas aparece mencionada la alimentación infantil con miel y la literatura es abundante en este aspecto: “se utilizaban en abundancia la miel, los dátiles, las algarrobas y otros agentes edulcorantes disponibles en aquella época, como por ejemplo las uvas pasas o el arrope”. La Cocina en el antiguo Egipto, Pierre Tallet.
Pintura rupestre donde aparece la recolección de miel (Bicorp, Valencia).
Apicultor egipcio con sus abejas y panales
En el Papiro de Ebers aparecen recetas con miel, a la que se atribuye la capacidad curativa de la tos (oigan, esto me suena) y de la que nos gusta mucho las gachas de miel por incluir la grasa de toro en su formulación (0.5l de miel, 0.5l de grasa de toro, 1l de agua con levadura, 0.5l de espelta triturada, goma de acacia. Tritura todo hasta obtener una masa homogénea y cocer).Por aquellas cosas de intentar adaptar el mundo a las necesidades de comprensión, distintos pueblos han considerado la miel como un alimento fruto de la intervención divina. Me gustaría saber lo que opinan los billones de abejas obreras del asunto. En todo caso, los egipcios pensaron que provenía de las lágrimas del dios Ra i los griegos le atribuyeron ser alimento de los dioses y fuente de salud y sabiduría.
“Julio Cesar contemplando el cadáver embalsamado con miel de Alejandro Magno”
El mismo Hipócrates arguyó convencido que la dieta rica en miel prolongaba la vida y era buena para úlceras y dolor en general. Quien puede afearle la convicción cuando a mí me sienta tan bien una simple taza de leche caliente endulzada con miel cuando reina el frío del invierno.
Los romanos por su parte, consumían miel aunque era un producto caro y al alcance de las clases más pudientes y adineradas que solían enriquecer su puls (de nuevo unas gachas) con huevos, queso y miel. De los romanos procede también la denominación ‘luna de miel’, ya que los suegros solían dejar una vasija con miel en el dormitorio nupcial. Una práctica muy Grey “seal of approval”. El uso de la miel no es siempre alimentario. Una vez fenecido y para poder conservar el cadáver durante el viaje, Alejandro Magno fue trasladado en el año 323 AC desde Babilonia hasta Alejandría embalsamado en miel. Historia, frikismo y alto poder conservante en una sola anécdota.
Actualmente, todavía encontramos culturas que recolectan la miel de forma muy similar a cómo aparece en las pinturas rupestres de hace 9.000 años. Los Gurug por ejemplo, pueblo del Himalaya con un sistema de recolección mediante frágiles escaleras colgantes.